Los días de José Luis Cruz transcurren ahora entre paseos andando, excusiones al monte, rutas en bicicleta, clases de pintura y viajes a Barcelona a ver a su hija, a Benicarló a disfrutar del buen tiempo y a Extremadura para conectarse con su pasado y no dejar ni un lugar por recorrer. Pero su rutina no siempre ha sido así.
En enero de 2020 se jubiló de alegria-activity, y aunque su situación laboral indique que ya no tiene relación laboral con la empresa, él sabe que la sentimental no se va a romper nunca. Han sido 28 años en la empresa, un largo camino recorrido y de vez en cuando necesita pasarse para saludar y recordar tantos momentos vividos.
En su trayectoria ha pasado por todas las localizaciones que ha tenido la empresa. Comenzó a fabricar las primeras unidades móviles en las instalaciones de Barratxi y cerró su etapa laboral en Landaluzea. También ha participado en el avance en las unidades móviles. Comenzó vaciando autobuses sobre los que se hacían las adaptaciones necesarias hasta apostar por hacer estructuras propias a medida: el diseño y generación de coches estándar y con extraíbles, la fabricación de plataformas, trailers y muchas variedades más. Todo un mundo que él repasa con mimo sin olvidar detalles.
Manifiesta, sin embargo, que todos estos cambios no se hubieran podido hacer sin la perseverancia y el cuidado por el trabajo que siempre ha imperado en la empresa, pero también pone en valor a todas las personas que han formado parte y las que ahora están aportando. “Al principio éramos Juan Jesús y yo los que pensábamos y mirábamos cómo ir haciendo las cosas. Nos apoyábamos en diseñadores externos que conocíamos, las cosas de informática íbamos viendo también quién las hacía mejor, las adaptaciones a los vehículos… Era un trabajo arduo, pero muy motivante”, rememora. Poco a poco fueron llegando diseñadores que aportaban ideas frescas y nuevas herramientas y el personal más cualificado fue necesario. Conjugar buenos equipos de trabajo y establecer procesos eficaces también fue un reto que acometió sin problemas y ha servido para que el trabajo haya salido adelante con altos standares de calidad.
Y cuando se le pregunta qué unidad móvil recuerda con más cariño no tiene que pensarlo mucho: el Planetarium en los 90. “No fue la primera, porque esa fue Planeta Tierra, pero Planetarium fue una unidad muy coqueta que rompió moldes. La diseñé con Javier Garayo. Colocamos pantallas empotradas, luces indirectas, suelo plano e interior con chapa ondulada”, enumera. Sin embargo, cuando tiene que recordar la última unidad en la que trabajó le cuesta un poco más. Al final da con ella: “Estábamos haciendo mejoras en Maif Numérique Tour, una unidad para Francia que era un gran espacio multimedia móvil donde disfrutar de juegos digitales, tablets, proyectores interactivos y se participaba en los numerosos talleres pedagógicos “, asegura.
Entre Planeta Tierra y Maif han sido muchas unidades móviles que han ido saliendo de alegria-activity y todas han llevado una parte de José Luis Cruz. Todas las que vengan a partir de ahora las observará desde la distancia aunque con el cariño de saber que las actuaciones del pasado de alguna manera tienen repercusión en el futuro.